Llegamos a Abeche de nuevo. Pasamos la noche, casi no dormimos, igual que todas las noches. Nuestro vuelo hacia el norte de Chad, salía a las ocho pero siempre tenemos mucha prisa porque como Gabriel y Yuen Lin trabajan casi siempre toda la noche, es una de cables que se tienen que guardar. También teníamos que decidir que podríamos dejar porque todavía andábamos muy pesados y podrían negarnos la subida. Pues ya vamos y “dicho y hecho” nos pasamos como ya sabíamos pero a veces tienes suerte y te dan la mano, pero ahora no fue así. Juuuyele a sacar y cambiar y descartar lo de las maletas! Pues lo técnico que es lo más pesado no podía quedarse, así que la comida, los regalitos para los refugiados y casi toda nuestra ropa se quedó. Otro problemita; nuestro traductor no estaba en la lista de pasajeros! El también se quedó.
Nos subimos a un avión un poco más viejo que el primero y de un solo motor. El viaje fue largo pues tuvimos primero que dejar a 4 pasajeros al la parte mas noreste de Chad. Aquí nos recomendaron no venir por la gran violencia que esta ocurriendo. La pista unas piedras de cada lado y de arena. Aquí cambia un poco la geografía pues ya estamos en el Desierto del Sahara. Así como aterrizamos volvimos a despegar y ya a nuestro destino un poquito mas al sur de aquí. Aterrizamos en una pista similar a la anterior pero de perdido en la otra había un cuartito que funcionaba como aeropuerto. Aquí nada, la pura pista y camionetas esperando nuestra llegada con un convoy encabezado por militares.
Llegando a UNHCR nos ayudaron para que de inmediato pudiéramos visitar el campamento que también tendríamos que ser acomodados por otro vehículo militar y con soldados armados. Llegamos y de suerte nos encontramos con un maestro que Gabriel ya había conocido en su visita del 2005. Un señor tan carismático y elocuente. Nos presentó al Sheik que representaba 10 diferentes tribus que viven en este campamento. Pero lo maravilloso es que este señor que se llama Jacob habla ingles! Ni falta nos hizo Ali nuestro traductor. Visitamos un rato y nos platicó de los problemas y deseos de su gente. Mañana regresaríamos con más tiempo pues ya era hora de irnos con el convoy.
De regreso nos invitaron a comer. Jorge de Uruguay es el que amablemente nos ha ayudado aquí y sin ellos (UNHCR) sería casi imposible andar e ir y venir con los refugiados. Le dije que notamos que la gente de aquí es un poco más reservada que la de los otros campamentos y nos dijo que han tenido mucha violencia, en Marzo murieron varios y esa podría ser la diferencia aquí, ese otro factor de estrés .
Pues en fin un día que empezó abriendo nuevos retos terminó por ser muy productivo.
Amor y Paz, Connie.